
Veamos el historial de un petardero profesional:
1) Agarra una cañita voladora con la mano. Le decimos que ojo, que se va a quemar; mira con cara de "no sean giles, a mí nada me puede pasar". La enciende, y fjssssssss! sale hacia el cielo nocturno. Diego nos mira con cara de "vieron?", mientras la remera humea de lo lindo.
2) Viene con una caja de "abejitas", unos petardos que zumban y hacen luces; luego de tirar unas cuantas de diferentes formas, mira con cara de "¡Lo tengo! ¡Ahora voy a hacer algo muy loco!". Enciende la mecha, la sostiene unos segundos en la mano y la arroja hacia el techo. "zzzzzzzzzzzmmm!" se escucha. Luego nos mira y dice: "Que pelotudo. No la vio nadie."


Una familia como cualquiera.


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